lunes, 12 de marzo de 2012

Cena, película y…

-¿Te apetece que veamos una peli en mi casa? Le dije cuando me llamó por teléfono, para quedar. Mi padres no estaban en casa y me apetecía una cena y una peli.


No dudó en aceptar, ni se nos habría pasado por la cabeza en aquel momento todo lo que iba a suceder después. Le dije que se trajera ropa para quedarse a dormir y así no tener que volver a su casa tan de noche.


Llamó al timbre, abrí y subió las escaleras del edificio. Nos dimos dos besos en las mejillas y me ayudó a terminar de preparar la cena y a poner la mesa. Charlamos durante toda la cena, después vimos una película y seguimos hablando de nuestras cosas. Me sentía muy cómoda en la conversación, no había nada que ocultarnos, nos contábamos todo lo que pasaba por nuestra mente. El sueño iba apareciendo y decidimos irnos a dormir, tenía una habitación preparada para que pasara la noche, yo dormiría en mi habitación. Nos cambiamos de ropa y se acercó hasta mi cuarto para desearme buenas noches. No había terminado de cambiarme de ropa, estaba en ropa interior cuando sentí que la puerta se abría un poco, creo que me miraba desde el otro lado de la puerta, me sentía observada y me encantaba.


Siempre duermo con un culotte, sin nada más, así que me desnudé por completo y me puse delante del espejo. Sin que lo notaba veía como me miraba, me empezaba a poner caliente, algo que nunca me había pasado, nunca había deseado follarme a una mujer.


Empecé a acariciarme todo el cuerpo, me sentía seducida por que ella me mirara desde la puerta. Mis manos acariciaban mis pezones que se empezaban a poner duros y mi vagina empezaba a humedecerse. Empezaba a gemir según mis dedos jugaban con mi clítoris. Deje de tocarme, desaparecí de su reducido campo de visión. Ella tocó la puerta, me puse una camiseta y le dije que pasara. Parecía que no había pasado nada pero las dos sabíamos lo que había pasado. Me deseo buenas noches, yo cogí su mano y la lleve hasta mi coño desnudo. Se quedó sorprendida y le dije que todo lo que había visto era para ella.


Su lengua penetró en mi boca mientras sus dedos lo hacían en mi vagina. La desnudé, necesitaba chupar sus pezones, tan redondos y pequeños, me pedían que me los comiera. Nos tumbamos en la cama, le reconocí que nunca lo había hecho con una mujer, me sonrió y me dijo que ella me enseñaría. Se sentó encima de mí, notaba como su coño estaba mojado, movía sus caderas y sus jugos impregnaban mi cuerpo.


Su lengua recorrió todo mi cuerpo, desde la boca hasta mi ombligo, pasando por mi cuello y mis pechos. Bajó hasta mi vagina, me abrió las piernas y metió su cabeza entre ellas, me abrió los labios y empezó a comerme el clítoris. Intercambiaba leves mordiscos con lametones profundos que hacía que gimiera como nunca lo había hecho. Notaba como me humedecía y ella probaba todo mi elixir. Acariciaba su cabeza pidiéndole más, no quería que acabara nunca. Metía su lengua en mi vagina y no dejaba de mirarme como gozaba de su lengua. Sentir sus dientes mordiéndome me excitaba y sus dedos jugando en mis entrañas iban a conseguir que me corriera.


Yo le pedía mas y ella me lo daba, su saliva se mezclaba con mis jugos en su boca e hizo que me corriera con su lengua dentro de mí. Probó toda mi esencia, me limpió entera de mi corrida y subió hasta mi boca para que la probara. Era delicioso sentir como mis jugos salían de su boca.


Me volvía a introducir sus dedos en mi vagina, me sorprendió y grite. Me miraba con lascivia y me sentía sucia, pero me ponía tan cachonda que me gustaba que lo hiciera. Bajé mi mano hasta su coño. Estaba tan mojada o más que yo, moje mis dedos en sus jugos y me los chupe. Le puso muy cachonda que lo hiciera, me empujó hacia el otro lado de la cama y me obligó a bajar hasta su vagina gritándome que me lo comiera todo.


Abrí su vagina y pase mi lengua por él, era suave, nunca había probado una vagina y me gustaba. Sentía su calor en mi cara y sus fluidos me embadurnaban la boca. Subcionaba su clítoris y se estremecía de placer. Me gritaba que siguiera. Seguía succionando su clítoris y metí dos dedos en su vagina. Le daba tanto placer que dudo que los vecinos no escucharan sus gritos. Note como se corría en boca, y al igual que ella me comí todos sus jugos, delicioso elixir que manaba de su vagina.


Se levantó de la cama y se fue desnuda, volvió en seguida con una polla en la mano, había traído un juguetito e íbamos a jugar con él.


Se colocó en el otro extremo de la cama, estábamos las dos con las piernas bien abiertas, desnudas. Ella empezó a meterse el consolador por su vagina con la vibración puesta. Quería que la viera dándose placer y me estaba excitando más de lo que ya estaba. Me acerque a ella y cogí su vibrador que la penetraba. Empecé a follarla con él y a veces lo sacaba para que jugara con su clítoris y chupar sus fluidos y de nuevo volvía a metérselo bien hasta el fondo.


Con el vibrador en su vagina acerque la mía a la suya y sentía como la vibración nos daba placer a las dos. Entrelazamos nuestras piernas y gemimos como unas zorritas calientes. Sus dientes se acercaban a mis pezones y sus manos me acariciaban todo el cuerpo.


Se sacó el vibrador y en la misma posición me lo metió a mí. Seguimos gimiendo hasta que nos corrimos de nuevo. De nuevo comimos las corridas y dormimos toda la noche desnudas y muy juntas hasta la mañana siguiente.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Su reina

Aburrida en casa me dispuse a regalarme una tarde para mí, me puse un lindo vestido y salí a la calle. Después de varias compras, entré en una cafetería a tomarme algo. Mientras me tomaba una cerveza, ojeaba un libro erótico que me acababa de comprar. La lectura me aisló de todo lo que me rodeaba al mismo tiempo que sentía como mis braguitas se mojaban.


De repente alguien se acercóo a mí. Alto, moreno, fuerte, atractivo, una gran sonrisa pícara me sacó de ese limbo de placer en el que me encontraba. "Yo también tengo ese libro" me dijo. Se sentó el mi mesa y puso su mano en mi muslo, no podía de dejar de mirar sus ojos marrones que me penetraban hasta las entrañas, apenas habíamos intercambiado dos frases y me tenía completamente hipnotizada.


Me gustaba como me acariciaba la pierna, como si no pasara nada debajo de aquella mesa, hablábamos sobre lo que nos gustaba, sobretodo en el sexo, era un chico abierto a todo tipo de experiencias y me excitaba. Me lo habría follado allí mismo en ese mismo momento.


La atracción sexual entre los dos era increíble, nos devorábamos con la mirada. Acabamos las cervezas y el pagó la cuenta en un gesto de caballerosidad. Le dije que se lo tendría que agradecer, el puso la mano en mi espalda, cerca del inicio de mi culo y me susurro al oído "ven conmigo".


No hizo falta que le dijera que si, llegamos a lo que supuse era su apartamento. Me invitó a pasar y a una copa, me dijo que esa tarde iba a ser una reina. Me sirvió una copa y desapareció por un momento, de repente, me llamó, seguí el rastro de su voz, estaba en el baño, una amplia bañera rebosaba jabón, pero estaba vacía, ¿dónde se había metido?


De repente sentí como unas manos me rodeaban el cuerpo, desde la cintura, me desabrochaba el vestido y empezaba a besar mi cuello. Estaba excitada, solo pensaba en darme la vuelta y mirar esos ojos que me penetraban cada vez que me miraban, pero no me dejaba. El estaba desnudo, sentía como su miembro crecía y rozaba con mi culito. Me quitó el sujetador y las braguitas y me ayudó a entrar en la bañera, por fin me di la vuelta y le vi, completamente desnudo, con su polla erecta, mirándome.


Entró en la bañera y nos tumbamos, yo sobre él, sentí su polla crecer junto a mi cadera. Sus brazos me arropaban y sus manos se perdían en mis pezones.
Me mordía y chupaba la oreja, me volvía loca, quería follármelo pero me encantaba que me hiciera desearle tanto. Empecé a masturbar su polla debajo del agua, sus jadeos y gemidos llegaban a mi cuello. Yo me empecé a tocar el clítoris, estaba tan excitada que no podía evitarlo.


Me di la vuelta, me puse encima de él y nuestras salivas se mezclaron en un apasionado beso solo interrumpido por sus jadeos. Deje de pajearle y lleve mi coño excitado hacia su pene, lo coloqué a la entrada de mi vagina y espere a que me la metiera hasta el fondo. Sentía como su polla entraba y salía de mi, gemíamos de placer. Con nuestros movimientos el agua empezaba a salir de la bañera, mojando todo el suelo.


Me cogió y me llevó hasta el otro extremo de la bañera, se colocó encima me siguió penetrando con su polla. No hacían falta las palabras para ver gozábamos el uno del otro. Me sacó de la bañera en brazos y me llevó, desnuda y mojada, hasta su cama. Me tumbó con mucha delicadeza y abrió mis piernas. Empezó a besar y lamer mis muslos según se acercaba a mi coño. Sus ojos no dejaban de mirarme y ver el placer que su lengua me daba.


Su lengua llegó a mi vagina y empezó a succionarme todo mi jugo, mis gemidos aumentaban y las ganas de correrme en su boca hacían que le pidiera más. Me corrí en su boca mientras el saboreaba mis entrañas y llenaba su boca con mi flujo. Le atraje hacia mí y nos besamos, mi flujo entró en mi boca y lo saboreamos los dos juntos.


Me volvió a penetrar con su polla hasta que llegó a correrse dentro de mí. Nuestros orgasmos se fundieron en su leche caliente saliendo de mi coño. Recorrió mi cuerpo desnudo con su boca, se despidió y se fue.


Me di un baño, en la bañera donde habíamos follado, me vestí y salí de allí. No volví a saber de él. Solo es el chico que me hizo ser su reina.